sábado, 17 de noviembre de 2018

TARDE DE DOMINGO


Se quedó buena tarde para sentir tus dedos paseando por mi nuca, una leve pero firme caricia al pasar a mi lado mientras cruzas lentamente el salón.

Te veo de pie, concentrado ante el tocadiscos, ensimismado, como quien admira un tesoro recién descubierto. Cierro mi libro, despacio, dejando el dedo entre las páginas como recordatorio de por dónde he de continuar pese a que hace rato que ya no seguía el hilo, tu presencia lo invade todo aunque todavía no has dicho palabra.

Observo como ladeas la cabeza, pareces negar al pasar los discos con tranquilidad, casi con adoración, como quien tiene entre manos algo frágil, de belleza y valor incalculables, quizá esperando encontrar, así de casualidad, ese que haga que algo se mueva dentro de ti, te llame y te decidas por él.

No puedo quitar la vista de tus manos. Cómo levantas la tapa de cristal, sostienes y observas el vinilo, casi con un gesto reverencial y, delicadamente, lo dejas reposar sobre el plato. Tiene algo de atrayente, incluso provocativa, la forma en que dejas caer con suavidad la aguja y comienza ese peculiar sonido, rasgado y profundo, que te atraviesa y se instala dentro de ti.

Levantas la vista, me miras, sonríes de medio lado y mientras te acercas tarareas, 'I want a Sunday kind of love'.





Una colaboración de Momo

2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias, Pequeña por aceptar esta invitación. Me ha hecho muchísima ilusión que escribas aquí y además vaya tela qué cosa tan bonita me(nos) has dejado. Precioso relato con una intensidad sutil y abrumadora. Quiero muchas tardes de domingo así. !Un besazo!

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti, por dejar(me)nos entrar en tu casa y hacernosla sentir como propia. Y como no, por compartir esos trocitos de ti durante estos siete años. Felicidades.
    (Momo)

    ResponderEliminar