miércoles, 7 de agosto de 2019

WILLY DEVILLE, EL ÚLTIMO DANDY ROMÁNTICO



Hace ya bastante tiempo que quería escribir sobre William Borsay y aunque ya he usado uno de sus temas más conocidos para una entrada de este blog, tenía pendiente escribir algo sobre él y ayer que hizo diez años que nos dejó, no podía dejar escapar el momento para contar cómo llegó a mi DeVille.
Con quince años, en el 94, fue cuando escuché por primera vez a Willy. Comenzó a sonar Demasiado corazón en la radio, y a mí que me gustan muchos tipos de música, este tema con banda mariachi me enamoró. Un par de meses después apareció mi hermano en casa con el CD Willy DeVille Live! , con esa portada con la cara de Willy, un tipo con estilo de pirata romántico y la nariz rota, señal inequívoca de quien ha quemado muchas carreteras y por lo tanto con mucho que contar. Fue a partir de ese momento en el que no sólo ardió ese disco en el reproductor, también lo hizo mi corazón a ritmo de rock, soul y ritmos latinos a todo color.
Una  de esas historias musicales y eternas de amor con el último dandy romántico.




Aquel disco en directo del 93 contenía quince temas, todos propios excepto tres versiones impresionantes, Cadillac Walk, Stand by me y Hey Joe. DeVille además de hacer buenos temas es un estupendo Crooner, en parte por eso me ha llegado siempre tanto.
Un artista poco valorado para lo que podría haber sido, pero creo que hizo lo que quiso con autenticidad y eso siempre tiene un precio.
Los trece temas restantes que componen este disco en directo incluyen tanto temas que grabó originalmente bajo el nombre de Willy DeVille como la de su anterior banda Mink DeVille. Canciones que van del Rock al sonido Cajún, pasando por el Soul, el Blues y todo con una mezcla de ritmos latinos.
No dejaría un tema fuera de este discazo…estas son mis favoritas:

This Must Be The Night


Heart and Soul


Maybe Tomorrow


Heaven Stood Still


Spanish Stroll



Tiempo después leí la estupenda biografía/crónica sobre la vida de Willy DeVille que escribió Carlos Zanón donde descubrí muchas cosas sobre él que desconocía: Willy DeVille: El hombre a quien Rosita robó el televisor (Carlos Zanón - Edic, Milenio, 2003 con prólogo de José Mª Sanz) y que recomiendo si os gusta Willy.
Probablemente Willy siempre estuvo en el lado equivocado, un outsider, el eterno perdedor, nunca llegó a triunfar a lo grande, y es que no sólo le sobraba corazón, sino también talento y un  savoir faire con el que lograba tocar lo exquisito y sórdido a partes iguales. Fuera en el bando o extremo  que estuviera, yo siempre me quedo donde él esté.