Hubo un tiempo
en que le robaba a mi mamá por una buena comida y un cigarrillo. Hubo un tiempo
en que vendí a mi hermano por un dólar cuando no tenía dinero. Hubo una vez que
tuve hambre Y encontraba mi comida en algún contenedor Pero nunca, nunca hubiera
vendido mi guitarra Eso, cariño, sería un pecado. Porque si no tengo una
guitarra estaré rasgueando algún arpa de los ángeles. Eso cantaba Alvin Lee. Y
es que jamás hay que abandonar una pasión. Ten years after aquí sigue
Tina,compartiendo las suyas. Que siga!
¡Muchas gracias, Baker por participar en el blog! Hay "cosas" que no deberían tener precio y no se deberían vender nunca, sobre todo las pasiones que son muy nuestras. Un abrazaco!
ResponderEliminar