viernes, 21 de diciembre de 2018

ROSENDO PA´ SIEMPRE



El señor Rosendo Mercado es ya un viejo conocido de este blog. Escribiendo esto siento por un lado que, poco os voy a contar que no sepáis ya…pero del otro lado de la moneda, siento con más fuerza ese deber inherente que te da la emoción de lo vivido y que ha sido sin lugar a ninguna duda lo que siempre me ha empujado a escribir aquí.

Anoche, Madrid a 20 de Diciembre del 2018, en el WiZink Center que  siempre será el Palacio de los Deportes le pongan el nombre que le pongan. Alrededor de unas quince mil personas le dijimos hasta siempre a nuestro Dios del rock urbano, una noche que seguro para muchas personas como para mí permanecerá para toda la vida en el recuerdo.



Quiero agradecerle al tronquete (Quisco) que se acordara de mí para poder asistir al concierto, siempre se acuerda, de no ser así no hubiese podido vivir esa gran noche. Gracias también a Rodri por la camiseta y la compañía, fue muy grata.

Unos quince minutos después de la hora prevista de comienzo del concierto, salía a escena Rosendo con su banda, sin hacerse esperar, con Aguanta el tipo; alguien con más de cuarenta años sobre los escenarios, alguien que ha sabido mantenerse alejado de las modas, de las garras de la industria, ajeno siempre a lo banal y haciendo canciones que es lo que le gusta hacer. Tras finalizar el tema nos dio el esperadísimo “Buenas noches, Madrid” y la emoción ya se había apoderado de todo el público. 

Al primer tema le siguieron entre otros Por meter entre mis cosas la nariz,  Muela que muela, Cosita (la canción de La prima Elena), Deja que les diga que no y una versión de No dudaría de Antonio Flores. También tocó Cuando, uno de sus últimos temas que más me gustan y Cúrame de espantos

Tras esta batería de canciones se tomó un pequeño respiro con un par de temas más tranquilitos, No son gigantes y ese blues de medio tiempo que habla de esos héroes. los perdedores, Mala Vida.

Para que la noche en Madrid no se enfriara, tocó Y Dale uno de los temas más conocidos de Rosendo, continuó con Soy y Vergüenza Torera.
 



Después de esta otra tanda de temazos. Rosendo hizo una pequeña introducción al tema que iba a tocar a continuación “este es un tema que escribí cuando era muy joven, os sonará” y la guitarra más carabanchelera inició unos acordes tan conocidos, tan adorados desde que tengo ocho años que las lágrimas ya no aguantaron más la emoción…El Tren, sube a mi tren azul… yo no sé si durante los cuarenta años que tengo he controlado el viaje pero tú música siempre me ha hecho feliz. Tras finalizar el tema de Leño y con ese Palacio de los Deportes de Madrí a sus pies, tocó Flojos de Pantalón, uno de los más emblemáticos del señor Mercado, al igual que los temas que le siguieron Masculino Singular, Pan de higo y Navegando.

El concierto seguía en su punto más álgido después de hora y media de Rock and Roll, de ese rock de barrio, del que nace de la conciencia, del que me hubiese gustado ponerle a los hijos o al herman@ pequeño que no tengo; Rosendo tan sencillo como siempre nos dijo “Sentimos tenernos que marchar, pero los años pasan, todo se acaba y ya nos hemos hecho viejos" y las lágrimas una vez más cayeron esa noche. Llevaba ya mucho rato pensando en el orgullo, en lo bonito que tiene que ser despedirse así, en tu ciudad, con un lleno hasta la bandera y en un buen momento después de tantos años de carretera.


El público aclamaba a su Dios coreando su nombre y después de muy pocos minutos tras bambalinas, llegaron los bises con un trío de ases con los que no puedes perder ninguna mano pero sí la cabeza porque te explota de puro rocanrol: Agradecido, Loco por incordiar y Maneras de Vivir, todos  ya himnos en sí mismos. 

Mucha emoción, la patata golpeando a mil y muchos recuerdos en la cabeza mientras Rosendo se despedía con su segunda salida para el último bis de la noche para cantar uno de los mejores temas que se han escrito ¡Qué desilusión! Soy compañero de nadie y viajo solo en mi vagón, el rock and roll es un arte….

Espero que podamos hacernos viejos como lo has hecho tú, Rosendo, o al menos con una pizca de esa autenticidad y honestidad que te han caracterizado durante todos estos años. A lo mejor volvemos a vernos en otra vida.

Rosendo pa´ siempre, se te quiere.



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