Hace unos meses
hice un post sobre el grupo Veneno en el que aproveché sobre todo, para
contaros mi historia de amor musical y muy particular con Pata Negra y Kiko Veneno, a este último estuve viéndole tocar
en el 20 aniversario de Échate un cantecito en el mes de mayo y no puedo decir sino
que fue una noche mágica.
El viernes
pasado fui con mi hermano A. y su pareja a un concierto de Raimundo Amador en
la Sala Cats, que por supuesto me encanta.
Al salir de casa
hubo un momento en que pensé “hoy va a ser una de esas noches legendarias”,
pero no, la noche y el concierto fueron tranquilos. Atrás quedaron las noches
en que mi hermano A. se pensaba que era Angus Young y se subía a los altavoces
de la discoteca del pueblo de un salto y emulaba al genial guitarrista
australiano, está claro que era otra edad, eran otros tiempos, quizás más
salvajes.
Debo reconocer
aunque me cueste, que también tocaba Javi Cantero, que por el contrario no me
gusta nada, de hecho me parece como un sucedáneo de sopa e incluso a pesar de
esto, el chico no lo hizo nada mal en su rollo flamenquito light, poco para mí
que disfruto del quejío y la intensidad de unas seguirillas bien cantás.
El concierto
comenzó puntual con Javi Cantero, estuvo tocando aproximadamente una hora que
se me hizo eterna porque lo que yo quería era oír a Raimundo.
El momento
llegó, Raimundo comenzó con la canción Candela, tema al que le siguieron
Camarón que cantó casi por completo el bajista de la banda, aunque
Raimundo Amador se hizo alguna estrofa. Tras este vino Hoy no estoy pa nadie que
para mí fue el momento álgido y más emotivo de la noche, El Blues de la Frontera
y una versión bastante particular de En el Lago de Triana que también cantó el
bajista, y fue aquí donde me di cuenta del vagaje musical del público que me
rodeaba, casi nadie conocía este tema y eso que la edad del público era muy
variada.
Hicieron un
descansito y abrieron con otra versión, en este caso de Prince, Purple Rain, un
temazo, sí, pero no me pegaba, desentonaba con el resto del repertorio. Este
tema lo cantó el guitarrista que no lo hacía nada mal, todo hay que decirlo.
Casi de repente
apareció una cantante en el escenario, parece ser que se trataba de La Shica.
Nunca había oído hablar de esta cantante y casi no se la oía en la platea con
lo cual, seguí tal cual estaba antes de que saliera, creo que esta chica quedaría
mejor en ambientes menos guitarreros, más tranquilitos, tampoco me cuadró.
Para terminar Raimundo
cerró con Bolleré, este tema no podía faltar en un concierto suyo, era un buen
semifinal, digo semifinal porque después de este tema prepararon algo parecido
a una fiesta flamenca, momento en el que por fin Raimundo Amador sacó la
guitarra española, ya que durante todo el concierto no se había separado de la
eléctrica y donde se unió Javi Cantero.
Creo que el
concierto podía haber dado más de sí. Puede que yo esperara demasiado, es lo
que tienen las altas expectativas, que a veces defraudan, pero lo que me
decepcionó de verdad fue ese final flamenco, que ni fue flamenco ni ná, sólo una
acumulación de gente en el escenario haciendo poco más que bulto. Eso sí, un
gran Raimundo Amador tocando la guitarra e incluso la bateria, pero nada más.
Tengo claro que Raimundo Amador no es de mucho
cantar, pero es un grande y un músico virtuoso. Eso sí, me quedé con ganas de
algo más, sobre todo eché en falta el tema Si tú te vas que no sólo es mi
preferido sino que me hubiera transportado una vez más a Sevilla y allí me
hubiera quedado hasta el final.