Llegué al
Chelsea y me apresuré a entrar en aquel ascensor, probablemente me estabas
esperando, lo tenías todo preparado. Los hombres feos se adelantan a todo, siempre.
Tú no eras Chris ni yo B.B pero aquella noche salimos juntos de aquel ascensor.
Me serviste un Southern Comfort y te dejaste caer sobre
la cama. Yo bebía y me arreglaba frente al espejo.
Estabas tirado
en la cama, observándome y sonriendo mientras avanzaba hacia ti, como sólo tú
sabías sonreír, Leonard. Tú sabías cómo iba a terminar ese paseo, lo supiste
desde que clavaste tus ojos en mi en aquel ascensor, lo sabías todo; que escribirías
esta jodida canción, que acabaríamos en esta habitación… me recogí el pelo mientras me ponía de rodillas frente a
ti. Me postré ante ti sin miedo y sin un
ápice de sumisión porque entre Dioses sabemos reconocernos.Se abrió la grieta y toda la luz que nos
habitaba inundó la habitación de aquel hotel.
No te dije adiós
al salir por la puerta, aún pienso en eso. El pasillo estaba oscuro y el último
Mercedes Benz me esperaba en la puerta del Chelsea Hotel.
El chico rubio
de la sonrisa infinita y la mirada franca me ha dejado el corazón roto y un
sueño por cumplir.
En este mes de
octubre tan caluroso, tanto como su “dixie heart” se ha ido el Señor Tom Petty.
El mes de su cumpleaños y del mío. El próximo día 20 de Octubre hubiese
cumplido 67 años uno de los Dioses del Rock and Roll.
Anoche cuando un
amigo me dio la noticia no podía creerlo. Es una de esas noticias inesperadas
como un relámpago que te parten en dos y que no quieres oír ni que sean verdad.
Estuve leyendo noticias que certificaban su muerte, después se desmintió y se
dijo que se encontraba en estado muy grave pero luchando. Esta mañana ya era un
hecho: Tom Petty ha fallecido y el mundo a partir de este momento es un mundo
más frío, menos amable y mucho menos bonito.
Descucbrí
realmente a Tom Petty y sus Heartbreakers en el año 96, ya le había escuchado
con los magníficos Travelling Wilburys pero en aquella época yo no tenía acceso
total a su música ni desgraciadamente conocía a nadie que le escuchase.
Sabía quién era pero no fue hasta que escuché Free Fallin´ en una película
cuando me dije ¡con que este es el Señor Tom Petty, eh!
Con el tiempo
fui escuchando más canciones,me hice con
algunos cd´s, algún single de 7” y en los últimos tiempos algún vinilo. Parte de la culpa de que me guste tanto y ame al jodido Tom Petty la tiene un gran amigo al que quiero con todas las putas letras y a quien tuve la suerte de encontrarme hace unos cinco años y que conoce todas sus canciones. Fui descucbriendo sus temas, esas letras que te rompían el corazón (Tom no
podía ser el jefe de una banda que se llamasen de otra manera The
Heartbreakers) ….y así fue creciendo mi admiración por él.
Tom Petty es y
será Rock and Roll porque en sus discos están todas y cada una de las raíces de
este género. Es ese amigo que uno siempre ha querido tener. Amigo fiel de sus
amigos, cuarenta años tocando con los mismos músicos…eso es algo que a mi me
dice mucho de una persona con tanta magia y tanto por dar aún.
Como dije antes,
desde hace ya varias horas y por muchos motivos se me ha roto el corazón. Ya no
podré verte ni escucharte en directo pero tu música y tu recuerdo siempre
quedarán en lo más profundo de mi corazón, Rubio.
Que la tierra te
sea leve y el cielo eterno, Tommy. DEP
You belong among the wildflowers
You belong in a boat out at sea
Sail away, kill off the hours
You belong somewhere you feel free
Aquella
habitación de hotel donde nos encontrábamos era nuestro rincón.
Podías quitarme
y ponerme la ropa prácticamente con la misma facilidad, porque eso
también es Rock and Roll.
Vivíamos,
respirábamos y nos amábamos en el exceso.
La noche, a
veces, nos gana la mano y la partida pero seguimos rindiéndonos ante ella y
apostando al rojo, siempre todo.
Todo el tiempo
que pasamos en aquella habitación, todas las palabras que nos dijimos y las que
quedaron implícitas en nuestras miradas serán siempre nuestras.
Ganamos todos
los momentos pero poco a poco fuimos perdiendo todas las canciones que juntos,
hicimos nuestras y que de algún modo nos pertenecieron enredados entresábanas.
Y ya sé que
estás en otra historia, amor; lo sé y duele, estruja el corazón sin poseer y
araña el alma por saber que puedes estar compartiendo todas esas palabras, las
que un día fueron nuestras, con cualquier otra persona.
Ya no sabemos
quién nos quitará la ropa pero guardaré todas las palabras que me dijiste. Son
tan únicas que ni las huellas de otros besos las podrán borrar, ni tampoco los
días ni las horas en aquella habitación que fue tuya y mía.
Perdimos porque
nuestra historia hablaba de perdedores, igual que las buenas canciones que
cuentan finales tristes de principios inacabados.
Había anochecido
sin darme cuenta, sentía como si los colores de la noche me pisaran los
talones, era justo en este punto de tonalidad azul oscuro casi negro cuando
comenzaba la vida. Caminaba por una calle llena de bares a ambos lados. La
acera era quizás demasiado angosta para ser una de esas zonas por donde debe
moverse la gente de un local a otro. Hacía frío, demasiado. Me dolía la espalda
de ir encogido y me tambaleaba un poco, puede que más de lo que creía. Llevaba
bebiendo casi todo el maldito día y eso era lo que pensaba seguir haciendo
durante el resto de la noche.
Había dejado
pasar varios bares, no me llamaba la atención ninguno aunque curiosamente me
servía cualquiera, pero por alguna razón, no me animaba a pasar a ellos.
El penúltimo
local, casi al final de la calle, se veía un letrero de brillo ínfimo, HBH, no recordaba haberlo visto con
anterioridad y pasaba media vida en esa calle. Algo raro para un local recién
abierto, deberían revisar la instalación de la luz.
Me dirigí hasta
la entrada del HBH, aquí pasaría y
terminaría mi noche o todas las noches, nunca se sabe lo que te puede deparar
la vida.
Entré al bar, el
camarero estaba de espaldas a la puerta, hablando con una mujer y parecía
importarle poco o nada mi llegada. El sitio no estaba mal, era amplío y no
había mucha gente; para lo que yo tenía pensado hacer, beber, era el sitio
ideal, nadie que molestara, nadie que hiciese preguntas que yo no quería
responder, perfecto. Un pequeño escenario a la derecha, la barra del bar
alargada frente a la puerta y aquel letrero de luz roja al fondo de la barra
del bar, al verlo supe que era mi sitio: “Bienvenido al rincón de los corazones
rotos”
Yo tenía el
corazón roto, despedazado, destrozado, oxidado, apenas sin vida…Sue.
Sue era mi
chica, mi amor y se había largado para no volver. Desapareció un mes atrás, sin
rastro, sin explicaciones, ni una jodida nota, ni un beso de despedida, nada. Y
yo quería desaparecer también, no huir, sólo desaparecer donde ella estuviera;
pero cuando la tristeza te inunda, la sensación de la nada se apodera de ti, te
come por dentro y te consume ya no hay vuelta atrás, el paraíso se esfumó para
siempre.
Me senté en la
barra, debajo del letrero de los corazones rotos, al menos alguien me daba la
bienvenida; el camarero seguía a su historia, de espaldas a todo y yo quería
beber. Sonaba alguna canción, pero no atendía, mi banda sonora ya no era ni
recuerdo.
Alcé la mano
haciendo ademán de llamarle y antes de que abriera la boca, tenía al camarero
frente a mí y así fue como me quedé, con la boca abierta y totalmente en shock.
-¿Qué te pongo, hijo?-Me preguntó el camarero
-¡Hostias!- Musité
-Bueno hijo, puedo darte una pero eso no es de lo que
servimos aquí- me respondió sonriendo de medio lado.
-Elvis Presley ¿no puede ser verdad?- dije
-El mismo que te sirve, hijo. Y te daré un consejo: no
vayas contándolo por ahí, además de tomarte por borracho también lo harán por
loco- Abrió la boca y dejó ver unos prominentes colmillos afilados.
Elvis estaba
vivo y era un vampiro gordo y pálido. Me quedé unos segundos mirándole, en
silencio y con los ojos abiertos todo lo que era capaz. No podía ser, era temprano
y estaba ya muy borracho pero la noche es larga y beber era mi cometido principal. Dudaba y divagaba. Dudé sobre si
Elvis era él, si existían los vampiros y sobre qué bebida pedir.
-Ponme una Seagram´s en vaso ancho y sin hielo.- Le pedí
Dejé de beber
combinados de ginebra cuando supe que ya no tenía nada que perder. Para qué
mezclar, las mezclas son como las ilusiones: efímeras y engañosas. Y para qué
dudar con el licor que iba a beber si las dudas son tantas como las incertidumbres,
tantas o más como lo son tus silencios, Sue, que son respuestas, puñales
directos a mi corazón roto.
Elvis era un
jodido vampiro y me servía Seagram´s sola, en vaso ancho y sin hielo. ¿Podéis
creerlo? Cada vez que me llenaba el vaso me miraba y cantaba el estribillo de Don´t be cruel…
Don´t be cruel to a heart that´s
true
Cantaba y se
daba la vuelta haciendo su famoso movimiento de cadera mientras devolvía la
botella a la estantería.
¡Qué guapo era
Elvis, joder! Estaba gordo, pero aún así, pálido y con sobrepeso, seguía siendo guapo. Todos hemos querido ser
Elvis alguna vez, el Rey del Rock and Roll.
Seguí pidiendo
tragos… dos, tres, cuatro….Podía sentir la mano de Sue acariciando la mía bajo
la barra y la caricia de una tela sobre la piel desnuda de mi brazo ¡Joder
estaba solo! ¿cómo podía ser posible? Aunque si lo pensaba un minuto, tampoco
era posible que Elvis estuviese vivo y ahí estábamos.
Quería llamar a
Sue, probar suerte por si había vuelto a casa.
-Señor Presley , me presta un teléfono, por favor- Le
pedí
-Claro hijo, aquí tienes- Me ofreció su teléfono bañado
en oro.
Estaba alucinado
¿cómo coño lo había recuperado?, leí una vez que se había subastado. Yo, usando
el teléfono del Rey del Rock & Roll.
Marqué varias
veces pero nadie contestaba, sólo quería que Sue volviera, que contestara y
escuchar su voz….
Devolví a Elvis
su teléfono bañado en oro y le pedí otro trago. Dejó la botella de Seagram´s junto
a mi vaso, se estaría cansando de hacer el numerito de Don´t be cruel. Cogió su guitarra y se dirigió al pequeño
escenario…aquello era Heartbreak Hotel y seguía cantando de puta madre. Las
cuatro almas perdidas que estábamos en aquel extraño local no pudimos apartar
la mirada de él.
Desde luego
Elvis había conocido tiempos mejores, ya no le rodeaban cientos de mujeres pero
se le veía feliz, en paz consigo mismo y con lo que era.
-Elvis, póngame otro trago
-Todos tus pasos te han traído esta noche aquí por una
razón, hijo.- Me dijo Elvis sacando sus colmillos.
-No quiero morir-Le dije
-¿Crees que esa es la razón por la que has entrado
aquí?- Me preguntó
Me quedé
pensativo unos segundos. Sue. El jodido Elvis Presley tenía razón.
Volví a sentir
una mano, esta vez en la rodilla, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y el
corazón comenzó a bombear con fuerza. Ahora la veía, Sue, completamente pálida,
preciosa. Besaba mi mejilla y me acariciaba la cabeza con una ligereza
asombrosa. Estaba viva o no viva, pero estaba.
-Sue, cariño ¿qué te ha pasado?
-Shhhhhhhhhhh, calla- susurraba ella.
-¿Dónde has estado?- Le pregunté
-Aquí, todo este tiempo. He estado aquí pero no me has
encontrado hasta esta noche. Voy a quitarte todo ese dolor que tienes, cariño.-
Me dijo Sue mirándome a los ojos fijamente.
-¿A qué te refieres?- Pregunté confundido
-Shhhhhhhhh, calla- Volvió a decirme.
Miré a Elvis que
nos observaba sonriente desde la barra. Sue me besó en la boca, paró y volvió a
mirarme fijamente, no sé qué demonios hizo pero yo dejé de ser yo y la poca
voluntad que me quedaba se fue con ella. Señaló con su dedo índice mi cuello,
lentamente fue acercando su boca a la marca y clavó sus colmillos con
delicadeza. Noté cómo la sangre de mi cuerpo se escapaba, me iba a convertir
para pasar el resto de mis días con ella. Una efímera sonrisa de felicidad
cruzó mis labios durante un instante pero Sue no paraba y Elvis comenzó a reír
a carcajadas. En un segundo lo tenía sobre mí, comiéndose mis entrañas y devorando
el poco dolor que Sue me estaba dejando. Cuando me quedaban pocas gotas de
sangre por drenar, supe sin ninguna duda que quería ser Elvis una vez más.
Ella se quedaba
con él y yo me quedaba seco y sólo bajo aquel cartel que me daba la bienvenida
otra vez en la misma noche.
P.D.: Gracias, B. por el movimiento
de cadera, gracias infinitas.
Desde hace unos
cuantos años han ido proliferando cada vez más los usos de las redes sociales.
Hoy en día cualquier persona tiene una cuenta de Facebook, Twitter, Instagram o
cualquier otra red social. Además, si a esto le añadimos que casi todo el mundo
tiene internet en casa y/o dispone de un teléfono Smartphone, prácticamente podemos decir que nos llevamos la vida
social a cuestas o mejor dicho, en el bolsillo.
Hay personas que
usan estas redes como mero entretenimiento, para informarse, interactuar,
opinar, trabajar, para mostrarnos sus vidas, para hacerle frente a la soledad, como
un medio de desahogo de la rutina, para cotillear lasvidas de otros, para contar su verdad, para
engañar, etc…por lo que a través de todos estos usos se pueden encontrar y crear
miles de perfiles distintos.
Se llama “Vida
2.0” al compendio de interacciones que se tienen a través de internet, es la
otra vida, como si fuese algo paralelo, diferenciado.Y se denomina “Vida 1.0” a la real, las
relaciones que tenemos con nuestra familia, pareja, amigos y compañeros de trabajo en
el día a día,más de tú a tú, el cara a
cara.
Yo en particular
he sido y soy usuaria de estas redes sociales y me cuesta la vida (una, que es
la única que tengo) diferenciar entre la vida 1.0 y la 2.0 porque la que
escribe e interacciona vertiendo sus opiniones soy yo, no la vecina del quinto
ni mi prima la del pueblo y por lo tanto me preocupa no sólo lo que escribo
sino la forma en que trato y me relaciono con los demás porque entiendo que
detrás de la gran mayoría de estos perfiles de las redes sociales, hay personas
como yo y no borregos o gente a la que le importa todo una mierda. Por eso hay
una máxima que en la vida siempre ha funcionado bien “no hagas a los demás lo
que no quieres que te hagan”.
Me considero
alguien bastante equilibrada, tengo mis cosas, virtudes y defectos, como las tiene todo el mundo y con eso cuento.
No engaño a nadie porque no me sale, vais a ver lo mismo de mi siempre en cualquier
ámbito social donde podáis encontrarme porque además, tampoco me escondo y mi
palabra es lo que entre otras cosas soy y tengo. Soy una tía divertida y seria
cuando hay que serlo, igual que la vida misma, pues la vida que tenemos es una,
yo no soy sólo un perfil, soy una persona que ríe y se divierte la mayor parte
del tiempo yllora o sufre cuando toca.
En esta “Vida 2.0” hay muchísimas personas tan reales como me considero yo,
gente a la que he podido conocer y a la que tengo un grandísimo cariño y afecto.
Esto ha sido posible porque nos hemos tratado siempre con respeto y como si nos
hubiésemos cruzado en la calle, en un bar o cualquier lugar y piensas que es
una magnífica suerte que os hayáis cruzado y conocido. Personas con las que
mantendré, en muchos casos a pesar de la distancia, una amistad para siempre.
Por otro lado, tenemos a personas a las que por desgracia les sale prácticamente
gratis esconderse tras el perfil de una red social y borrar todas esas
interacciones de un plumazo, o más concretamente en este caso de un click.
Creo que la deshumanización nos come el
terreno a pasos agigantados y eso es algo absolutamente abominable.
No sé qué me ha
pasado exactamente pero me he cansado de la gente y eso es algo bastante raro
en mi porque soy una persona muy social, siempre me han gustado las personas,
aún y después de todo sigo creyendo en ellas pero estoy en un punto de mi vida
en la que no me apetece nada conocer gente nueva, me da algo de pereza y por
otra parte veo tal postureo, tanta falta de auntenticidad , gente tan poco real que
no termino ya de fiarme, puede que me haya vuelto desconfiada o que la
deshumanización también me haya alcanzado.
Me quedo sin
duda con lo que tengo, con lo bueno que he conocido y con quien ya sabe que
quiero conocer.
Si llega gente,
por favor, que llegue ligera y de frente.
Llegas a casa
después de una noche con gente a la que quieres, un buen concierto que podía
haber sido mejor y probablemente alguna cerveza más de las que deberías haber
tomado. Piensas en volver a escribir, en esa canción, siempre hay
canciones, también piensas en por qué coño siempre suenan canciones pero
rápidamente te das cuenta que sin ellas no serías quien eres y quieres que
sigan sonando, como lo han estado siempre.
Piensas en todas las cosas buenas de la vida y otras tantas que son una puta
mierda. Piensas en esas personas que aparecen en tu vida y que deseas que se
queden pero que de una forma u otra se van o desaparecen sin razón o motivo
aparente y aparece otra vez la idea de volver a escribir.
Prefiero escribir aquí porque al final regalar palabras a quien no las aprecia,
no es más que una pérdida de tiempo y fuerzas que no aportan nada. No sé
por qué razón, en ocasiones, le damos tanta importancia e incluso poder sobre
nosotros a personas a las que, en definitiva no les importamos nada.
Demasiadas promesas rotas por el tiempo, rotas por la indiferencia de esta vida,
tan rápida, que nos termina por corroer y hacer olvidar quiénes somos y lo que
prometimos.
Seguiré encontrándome en cruces de caminos y volviendo donde empecé, bajo las
estrellas, quizás el único lugar que me recuerda siempre quien soy.