Azul… me atrapa el mar
en un sueño
ingobernable
en mi rostro.
Me
lleva y me dejo llevar
hasta
su profunda sobriedad…
Despierto
con el temor,
aún
húmedo en los ojos,
y bañados
de sal…
La
convicción latente
que
a esta abstinencia
sólo
la curan tus besos,
el
café, tus libros y mis poemas por la mañana.
De
esta impotencia transitoria,
que
ni nos va ni nos deja vivir en paz,
sólo
la salvan tus manos, mis caricias
que
te hable, que me hables
que
me deje llevar…
Azul…
me atrapa el mar en un sueño