Me miro en el espejo.
tras desnudarme, me vertí
y pude darme cuenta que aún no era
suficiente.
El tiempo mata este abismo aunque
no pueda borrar lo que nos unió.
Hay días en los que no soy capaz de
ver lo que fui y lo que soy,
otros en los que lo veo tan claro
que no me gusta lo que veo.
Cansada de seguir un camino en el
que me hastío de perseguir sombras,
que me devoran y se llevan este
poco aire que respiro.
Tiempo de silencios donde los malditos
segundos no pasan
y cuento las horas que son como los
segundos, interminables.
Vuelvo a pensar en ti,
en todos los rincones de esta casa,
donde nos mirábamos incesantes
y gozábamos como animales,
algunas veces sólo fuimos eso, sexo
primario.
Vuelvo a mirarme en el espejo,
observo las esquirlas en el cristal.
Debe ser mi propia imagen, mi
propio fondo,
cubierto de heridas aún abiertas,
como yo, una herida andante que no para de sangrar.
Todo lo que fue, quizás no haya
sido y pudo serlo.
La única imagen clara que permanece
es la de querer volver a verte.
El resto, son como yo, vertidos.
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