Guardamos algunos recuerdos,
viejas sensaciones,
billetes de tren caducados
el papel arrugado del
primer regalo…
Guardamos gestos,
sonrisas, miradas, el
tacto…
y el último beso.
Guardamos la llama, la
imagen
de lo que queríamos que
fuera,
de donde se pone el
corazón
y haces un imposible de lo
quimérico…
Guardamos una canción cualquiera
que suena inesperada…
te cuenta el secreto que
ya sabes
no habrá llamadas a
medianoche
que no será nada…
Guardaremos el deseo
encerrado,
en el papel arrugado del
primer regalo,
y arderá como la llama que
nunca llegó a ser…
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