Durante bastante
tiempo he estado pensando en escribir sobre la banda de rock andaluz Triana; de
hecho este verano hice un pequeño relato basado en una de sus canciones, pero
seguía teniendo en la cabeza el recuerdo nítido de aquella tarde en la que creo,
fue la primera vez que los escuché.
Hace unos días comenté esta historia con un amigo y de que
había pensado en escribirla pero no terminaba de decidirme. Esta historia, este
recuerdo, tenía que estar aquí por lo vivido, lo sentido y porque estas
pequeñas historias son la esencia de lo que me gusta escribir aquí, de cómo soy,
cómo percibo y cómo siento.
Durante unas
vacaciones de verano del año 88 u 89 que pasábamos en el pueblo; me fui con mi
hermano mayor al pueblo de al lado a pasar la tarde en la piscina con un grupo de personas con lsas que había quedado allí. Íbamos a ir con el coche de mi padre pero por algún motivo
no se lo prestó. Recuerdo cómo me cogió de la mano y me dijo: ¡nos vamos! Ese día
supe lo que era hacer autostop, nunca lo he vuelto a hacer desde aquel día aunque
no fui yo exactamente quien lo hizo, sólo tenía 10 años, pero no me olvido. Nos
llevó alguien de nuestro pueblo en una C15 blanca o similar. Echamos la tarde
en aquella calurosa tarde en la piscina, jugué con algunos niños y anduve de un
lado a otro sin parar quieta con mi hermano, sus amigos y mi prima L. que en
aquel momento estaba escayolada de una pierna entera.
Tengo
un maravilloso recuerdo de aquella tarde que además tuvo un final espléndido
para mis oídos, para mi corazón y para esta memoria algo desgastada ya.
Volvimos en el coche de uno de los amigos de mi hermano, íbamos al menos seis
personas y yo en las piernas de alguien. Antes estas cosas se hacían con total
normalidad, hoy parece una aberración, nos hemos vuelto un poquito gilipollas
en general con la sobreprotección, yo viajé así, estoy viva y sin traumas pero
bueno…volvamos a lo que nos ocupa. El coche a tope de personal, ventanillas
abiertas porque del aire acondicionado no habíamos ni oído hablar de él, un
calor asfixiante en pleno verano en la Mancha, mi prima L. entre los ocupantes
del coche que como he comentado antes tenía escayolada la pierna entera, iba de
copiloto con la pierna por fuera de la ventanilla, yo feliz y riendo y la música
sonando a tope. Pregunté cómo se llamaba el grupo porque sin verme sé que me
brillaban los ojos, igual que me brillan terminando de escribir esta pequeña
historia. “Triana, me dijeron, se llaman Triana” y sonaban así:
Este es el primer recuerdo que tengo de haber escuchado a este genial grupo, hace ya casi treinta años pero parece que fue ayer. Abre la puerta fue la canción con la que les conocí. No sé muy bien si les había escuchado ya antes de ese día porque puedo verme aún hoy, en aquel coche, cantando la canción mientras sonaban pero puede que fuera el estribillo por acabar de escucharlo. Me emocionaron aquella tarde de verano y hoy me emocionan exactamente igual o más. El Patio es un disco perfecto, poesía en el aire, poesía del pensamiento puro y del sentimiento más profundo que se pueda llegar a respirar.
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