Entro en el cubículo de mierda.
Todavía siento el frío en mis muñecas.
Varios grupos de tíos me miran al pasar.
Ésta no va a ser una buena noche, lo
presiento.
Me siento en una esquina, apartado.
Intento no mirar a nadie, si miras ya sabes lo que pasa.
Empiezo a pensar en las circunstancias que
me han traído aquí y todavía no doy crédito.
Yo no he hecho nada me repito
constantemente.
Un tipo con pinta de Ángel del Infierno o
por lo menos un Hijo de la Anarquía se dirige a mí apuntándome con el dedo y me
dice:
-
¡Eh tú! El trajeado!
Me acojono. No lo voy a negar. Sólo tengo dos
salidas:
Una: me callo y me dan ostias hasta en el
cielo la boca
Dos: le respondo y marco mi territorio.
Decido callarme pero el hijoputa insiste.
-
Te digo a ti ejecuta, puto
trajeao, que qué coño haces tú aquí
Le miro directamente, mirada fija de estoy más loco que tú cabrón y
me levanto para responderle.
-
¿Y si te parto la boca?
Todos callan. Parece que hoy volveré a casa con
todos los dientes en la boca.
Escrito el 23/04/2011
En Diablos Azules Madrid
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