Creo, que por alguna extraña razón, los melómanos se
reconocen unos a otros, como si de invasores o replicantes se trataran.
Pero con melómano no me refiero al que le gusta la música. No. Ni siquiera al que le gusta mucho la música. Tampoco. Porque ¿habéis conocido a alguien que admita abiertamente que no le gusta la música? A todo el mundo parece gustarle. Está como mal visto admitir que no es parte de tu ocio.
A los que me estoy refiriendo, saben de lo que hablo. No se trata de que te guste una canción, un disco, unos temas que te acompañan en una fiesta, etc. Se trata de vivir con ella. Y sin ningún tipo de duda, de vivir por ella.
De que dentro de tu cabeza te acompañe siempre algo. De saber que ese día que no tienes fuerzas ni para levantarte, en cuanto te duches y salgas por la puerta, está Robert Plant para insuflarte la energía que no encuentras. Y a veces, ya ha estado Ray Davies un rato en la cama para darte ese impulso necesario que no encontrabas ni para vestirte.
Se trata de que vuelvas a tener esa luz que sólo existe cuando tienes veintitantos si Eddie Vedder te acompaña al metro. De que hay ocasiones en que amoldas los pasos a los ritmos de los temas de Martin Gore. Se trata de ser el protagonista de tu propio video musical, ese que creas en tu cabeza mientras suena Ian McCulloch.
Que a mitad de un día malo, venga Bowie a recordarte que ya queda menos. Que cuando te dan una noticia maravillosa, esté Steve Marriot empezando a cantarte dentro de tu cabeza. Que el aburrimiento te lo acompañe algunas veces Tricky y otras, Frank Black, siempre empeñado en que el tedio se convierta en inspiración.
Que, tras una tarde con tu chico o chica, le acompañes al portal, sabiendo quien te va a acompañar a ti a casa. Peter Murphy, si ha sido una tarde de las que hacen época, Robert Smith, en uno de esos días que te quieres engañar pensando que va a ser para siempre, Neil Hannon si notas que ya no es lo mismo que al principio, Morrissey si quieres no perder la vida en el trayecto por lo que te acaban de decir o Thom Yorke, si verdaderamente, te has dado cuenta de que no hay nada que hacer para salvarlo.
Creo que los melómanos de los que hablaba que se reconocen, lo deben de hacer porque en el fondo, saben que no pueden vivir ya de otra forma y que, se sienten privilegiados de que así sea. Y eso se debe de notar de alguna manera.
Y ahora, voy a poner a hermanos Reid, que está empezando otra vez a llover.
Una colaboración de Quique K_mohr
Gracias mil, Quique por aceptar escribir en este pequeño blog, poner todas estas palabras que fácilmente se pueden sentir propias y hacerlo tan bien.
ResponderEliminarA veces cuesta reconocerse, otras dura un instante y otras son para siempre.
Un beso y un abrazo!