Te prometí mi
sonrisa y no sé dónde la puse
Me prometiste
una música de almíbar y el silencio sigue sonando
Te prometí
sentimientos que me habitan sin ser míos, como quien regala una estrella
Me prometiste
tu pereza mañanera, tú café compartido. Ahora despierto tarde y desayuno
solo
Te prometí un
viaje sin paradas, sin peajes y sin fondas y resultó ser una carretera desierta
Me prometiste
que pararías el tiempo, y ahora te veo correr, buscando el tiempo para ganar lo
que te quita el tiempo que te falta.
Te prometí
estrechar mi mundo, navegar por un canal ignorando el océano, oler el viento y
no volar jamás
Me prometiste
estar a mi lado, y no paras de irte a buscar cosas que ofrecerme, cosas que no
son tú
Te prometí mis
latidos, mis suspiros y mis pedos
Me prometiste
una vida infinita, y no hablamos de comer. Después vino el hambre y con él la
muerte de la eternidad y la fugacidad de una vida corta que se hace larga, y
larga que se hace corta
Te prometí las
miradas de la luz del día, mis vigilias… mis sueños jamás
Para empezar...Muchísmas gracias por animarte a participar y de qué manera....Lechugita. A veces y sin saber porqué te encuentras con personas con las que tienes buena sintonía desde el primer minuto, a mí me pasó eso contigo. Ha sido un auténtico placer tenerte aquí como invitado, ojalá y se pueda volver a repetir.
ResponderEliminarEl poema es muy bonito y real. Intento no verbalizar promesas porque cuando lo hago suelo cumplirlas hasta las últimas consecuencias, tengo demasiada buena memoria para olvidarlas.
¡Un besaco y un abrazaco, Lechuguita!
Ay Tina, que ilusión que te haya gustado. El buen rollo es mutuo, y se repetirá si tu quieres, lo prometo...
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