domingo, 25 de noviembre de 2018

Y A ESTAS GANAS DE LLORAR LAS LLAMARÉ COMO ME SALGA DEL COÑO

Hace algún tiempo alguien me preguntó que me hacía especial. Pues aparte de aguantar las resacas como un campeón no supe que decir. Siempre he pensado que especiales nos hacen los demás, son capaces de vislumbrar ese algo que te hace brillar en la oscuridad aunque sea de lejos. Que necesitamos de otro para que esa circunstancia distintiva pueda vivir y surgir a la superficie. No solo las personas son únicas y se adhieren a tu día a día de una u otra manera, también las canciones se convierten en dogma de fe. Como filosofía de supervivencia he adaptado y adoptado esas frases contenidas entre acordes que se han tatuado por derecho propio en mi alma. “Pon esa música de nuevo son un montón de recuerdos...” porque las sonrisas y las lágrimas se atan de por vida a un estribillo. “No pienses que estoy muy triste si no me ves sonreír, es simplemente despiste, maneras de vivir” especialmente esa mañana que frente al mundo juraste que no serías como ellos. “...Even the losers get lucky sometimes...” cuando aprietas los puños y sonries de forma maliciosa al comprobar que los planes a veces terminan saliendo bien. “...That night we went down to the river
And into the river we'd dive...”
ya que al final las cosas importantes de la vida son aquellas que necesitan el contacto de la piel y no el del papel impreso por un banco.

En estos tiempos modernos que nos ha tocado vivir olvidamos la importancia del contacto humano, de una mano extendida que a veces camina a través de una conexión de internet. La blogosfera llegó a ser algo maravillosa hasta el momento en que el ego fue mayor que las palabras, cuando la palabra blogger cobró demasiados visos de oficialidad. Una desmesura que lo llevó a su muerte prematura por exceso y dejó resistiendo solo a aquellos a los que motivaba la pasión. Sigo visitando los blogs que me gustan en una tradicional estación de penitencia a la que pondría nombre de discos maravillosos. Este tren que recorre los raíles de las palabras encontradas hará paradas en “La estación de los corazones rotos”, en “Algún lugar de la marcha”, en “El patio”. Apeaderos donde conviven los recolectores de circunstancias en forma de escritos en esta pared virtual. Precisamente en uno de ellos mora Tina Jara que ha marcado en rojo en el calendario el séptimo aniversario de su Tina's heart shaped boxes porque el siete para ella es algo especial. Y me abre la puerta de su rincón para que moren mis historias durante este día. ¿Por que es especial Tina, debería ser la pregunta?. A pesar de ser dos perfectos extraños, la conozco a través de las ventanas que va abriendo en su blog y en su TL de Twitter mostrando a un público diverso y agazapado tras un teclado aquello que necesita mostrar. Tina nos muestra una señal luminosa junto al timbre que anuncie nuestra llegada anónima al dominio de sus palabras, de sus sentimientos encerrados. Y por ello, yo que junto a letras encerradas en una canción colecciono frases que las ejecutan las manos pero por orden de las entrañas. Por eso querida Tina te robo aquello de “Y a estas ganas de llorar las llamaré como me salga del coño” porque nunca tanta libertad individual se disfrazó de rabia para soltar un sentimiento.

Y es que a nuestras ganas de llorar, de reir, de luchar o de gritar siempre les pondremos como nos salga del coño porque si algo jamás nos podrán robar en estos tiempos inciertos en los que los gurús han cambiado los púlpitos por las redes sociales y en el que los informativos han manchado hasta lo indecente el significado de su nombre solo nos queda el ser capaces de seguir en pie. Me asomo a la terraza y grito. No me importan las caras de los extraños, me sobran los signos de indulgencia, me causan indiferencia los consejos paternales. Aprendo de mis errores y no me arrepiento de ellos porque jamás actue de mala fe. Y si lo hice alguna razón tendría. Miro hacia mi equipo de música y antes de comenzar la siguiente canción la megafonía anuncia que en cinco minutos el tren estacionado en la vía principal tomará la salida. Mientras Bryan Adams grita a voz viva que el verano del 69 fue el mejor de su vida me voy preparando para la próxima visita. Y recuerda querida Tina, que a nuestras ganas de llorar, gritar, correr, hablar o saltar les pondremos como nos salga del coño.

Una colaboración de Carlos Tizón 

Blog Motel Bourbon  
 

2 comentarios:

  1. Muchísmas gracias por participar en el blog. Gracias por la facilidad, por tener la naturalidad como seña de identidad en todo lo que haces, por el rock and roll y sobre todo por esa autenticidad de la que no se alardea pero está implícita en cada palabra.
    Espero no dejar de llorar, gritar, correr y hablar como me salga del coño porque si un día dejo de hacerlo, perderé lo que soy, perderé la capacidad de sorprenderme y de vivir.
    GRACIAS

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  2. Ná, gracias a ti por invitarme y por la inspiración con la frase. Como bien dijeron Leño, solo son maneras de vivir

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