jueves, 18 de noviembre de 2021

ENTRENADO


Fue hace unos días; diez concretamente. Cercanías Castelló-València. En los auriculares sonaba Quique González cuando el traqueteo me saca del trance y un bolso roza mi brazo levemente. No le hago caso aunque veo cómo cae de él una pequeña tarjeta: “Eugenia Martínez, abogada matrimonial”. 

Mi matrimonio pasaba un mal momento, de hecho, no había matrimonio; ella ya me había dejado y yo necesitaba urgentemente un abogado. La casa, los niños y el coche dependen de ello. 

Me giro y busco desesperadamente ese bolso y veo que desaparece tras la puerta entre vagones. Recojo mis cosas y salgo apresurado en su búsqueda. 

-Hola, perdona, se te ha caído esta tarjeta y quisiera saber si me puedes ayudar. 

-Claro, dime. 

Le conté por encima mi situación y sin buscarlo pero queriendo, la conversación acabó con un “me corro, yo también” en un wc de la Estació del Nord. 

- Bueno, supongo que después de esto ya no puedes ser mi abogada, Eugenia. 

- ¿Eugenia? Me llamo Laura, Eduardo, y no puedo ser tu abogada básicamente porque soy Doctora en la Fe. 

- ¿Y la tarjeta?

- Eugenia es mi abogada, yo también me estoy divorciando, en diez días vuelvo aquí. 

- Vaya, pues... casi como en la canción de Ismael Serrano, dentro de diez días tenemos una cita. 






1 comentario:

  1. Muchísimas gracias, Marki por escribir en mi blog. Leyéndote mucha gente podrá fantasear con los trenes y los encuentros fortuitos. Un abrazo enorme

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