martes, 9 de noviembre de 2021

A POR OTROS 10, TINA


A la vez que imploro a Calíope que me ilumine, os diré que uno, en su propio blog, tiene total libertad para escribir lo que le viene en gana. Sin embargo, cuando es requerido para hacer lo que se viene a llamar una colaboración en casa ajena, bueno, la verdad es que el hecho supone una presión añadida complicada de sobrellevar porque, a poco responsable que quiera ser, uno se siente obligado a dejar por escrito algo que no le haga sentir ridículo, interese a los posibles lectores y –lo que es más peliagudo– sea del agrado de quien le ha hecho el encargo. La situación provoca miedo y vértigo. Y es que, a ver, ¿de qué coño escribo para resultar medianamente ocurrente a la hora de felicitar el décimo aniversario de un blog? 
 
Así, la primera decisión que uno debe tomar es si acepta la tarea o si inventa alguna excusa burda para huír del marrón. Vamos, sí o no, o lo uno o lo otro. Es entonces cuando uno cae en la cuenta de que tiene dos opciones y de que 2, en binario, es 10. Y uno le echa imaginación y comienza a hilvanar ideas sin demasiado criterio. 
 
Y resulta que el 10 es la base del sistema de numeración decimal que utilizamos cada día, 10 es el número de la perfección y el orden divino en la Cábala y 10 eran los mandamientos de las tablas de piedra que Dios entregó a Charlton Heston. 
 

De igual forma, 10 era el total de canciones que llevaba el Aladdin Sane, sexto álbum de David Bowie y un dato que no tengo ni idea de cómo me ha venido a la cabeza al escribir estas líneas ¿eh, Tina? 10 eran también los negritos –o los pequeños indios– de Agatha Christie y 10 era el número mágico –He visto cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión y un 10 en el ejercicio de comentario de texto– que ansiábamos encontrar en los exámenes en nuestra época de escolares. 
 
10 también fue el sencillo título de la película de Blake Edwards que convirtió en mito erótico en los 80 a la californiana Mary Cathleen Collins, a quien todos conocemos como Bo Derek, y el número que dio nombre al sello 10 Records Ltd. que editó por ejemplo a Gary Moore o al Sign of the hammer de los neoyorquinos Manowar, que a su vez tenían en ese disco un tema titulado All men play on 10, juego de palabras que hacía tanto referencia a su discográfica como al volúmen de sus amplificadores. 
 

Llegado este punto, uno no puede por menos que exclamar un sonoro ¡me cago en 10! cuando se da cuenta de que aún no ha escrito sobre lo más importante, que –como he dicho al principio– no es otra cosa que felicitar a la autora de este blog en el que, cuando su corazón se lo pide, esta insaciable devoradora de boquerones en vinagre vierte sus pensamientos poéticos aderezados con música desde un lejano 15 de noviembre de 2011 en el que abrió las puertas de su alma a Blogger. Y esa es la verdadera razón por la que Tina me pidió amablemente que le escribiese unas palabras. No podía negarme, así que disculpad el rollo. 
 
@KingPiltrafilla

2 comentarios:

  1. ¡El rey a vuelto! (tenía que volver a ponerlo ;) Muchas gracias por esto, por hilvanar esta felicitación, por el buen sentido del humor y por estar que no es poca cosa. Abrazaco, King!

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  2. Gracias a ti por la invitación. Sigue repartiendo alegría, que buena falta nos hace.

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